Fin del verano: Cómo involucrar a los niños en la planificación de su nueva rutina

Fin del verano: Cómo involucrar a los niños en la planificación de su nueva rutina

06 de February, 2025Crece Seguro

El verano llega a su fin y con él, la libertad de horarios, las tardes interminables de juego y los días sin despertador. Para muchos padres, este cambio puede ser un desafío: ¿cómo hacer que los niños se adapten de nuevo a la rutina sin lágrimas ni pataletas?

 La clave está en la planificación y en involucrarlos en el proceso. Vamos a desarrollar estas ideas en el siguiente blog.

El poder de las rutinas en el desarrollo infantil

Las rutinas no son solo una cuestión de organización; tienen un impacto directo en el bienestar de los niños. Según estudios de desarrollo infantil, contar con una rutina estructurada ayuda a reducir la ansiedad y el estrés en los pequeños, ya que les da seguridad y previsibilidad. Además, mejora su rendimiento escolar, favorece el descanso adecuado y contribuye a una alimentación equilibrada.

Por ejemplo, la Academia Americana de Pediatría señala que los niños con horarios regulares de sueño tienen un mejor desarrollo cognitivo y emocional. También se ha encontrado que la previsibilidad en las actividades diarias les ayuda a desarrollar autodisciplina y habilidades de gestión del tiempo, herramientas clave para su futuro.

¿Por qué es importante involucrarlos en la planificación?

Cuando los niños sienten que tienen voz y voto en su propia rutina, es más probable que la sigan sin tanta resistencia. Además, participar en la planificación les da una sensación de autonomía y control sobre su día a día.

Entonces, en lugar de imponer horarios y actividades de golpe, puedes hacerlos parte del proceso. Preguntarles cosas como:

- ¿A qué hora crees que deberíamos empezar a prepararnos para dormir?
- ¿Qué ideas tienes para hacer las mañanas más fáciles?
- ¿Cómo podemos organizar el tiempo de juego y el de tareas?

Este tipo de preguntas los hace sentir escuchados y les permite asumir responsabilidad sobre su propia rutina.

Consejos prácticos para una transición sin dramas

Ajustar los horarios poco a poco

Los niños se acostumbran rápido a los cambios, pero es mejor hacerlos de manera progresiva. Si han estado acostándose tarde, intenta adelantar la hora de dormir en incrementos de 15-20 minutos cada noche hasta llegar al horario ideal. Lo mismo con la hora de despertarse.

 Crear un ritual nocturno relajante

El cerebro necesita señales para entender que es hora de dormir. Apagar pantallas una hora antes, leer un cuento juntos o incluso preparar la ropa para el día siguiente puede ayudar a que el sueño llegue de forma más natural.

 Establecer rutinas matutinas claras

Las mañanas pueden ser caóticas si no hay un plan. Una idea útil es hacer una tabla de rutina con dibujos o imágenes para los más pequeños. Algo tan simple como "despertarse, vestirse, desayunar, lavarse los dientes y salir" puede marcar la diferencia en la rapidez y el buen humor de la mañana.

 Incluir momentos de descanso y juego

No todo tiene que ser estructura y deberes. Es importante dejar espacios de tiempo libre en la rutina para que los niños jueguen, exploren y se relajen. Este equilibrio es clave para evitar que se sientan abrumados.

 Fomentar una actitud positiva ante el regreso a clases

Es normal que algunos niños sientan ansiedad o incluso tristeza por el fin del verano. Hablar de los aspectos positivos de la vuelta a la escuela (reencontrarse con amigos, aprender cosas nuevas, hacer actividades divertidas) puede ayudar a cambiar su perspectiva.

La clave: acompañarlos y darles confianza, siempre

Es importante recordar que la adaptación a la rutina escolar es un proceso, y cada niño lo vive de manera diferente. Algunos pueden necesitar más apoyo que otros, y eso está bien. Validar sus emociones y hacerles saber que es normal sentirse un poco nervioso o triste, por el cambio los ayudará a afrontar la transición con mayor confianza.

Como padres, nuestra labor no es solo organizar los horarios, sino acompañar a nuestros hijos en este proceso. Con paciencia, cariño y un poco de planificación, el regreso a la rutina puede ser un momento de conexión y aprendizaje para toda la familia.

 

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