El momento en que un niño deja la cuna y comienza a dormir en una cama es un gran paso en su desarrollo. Es una señal de que está creciendo, ganando independencia y desarrollando nuevas habilidades.
Sin embargo, para muchos padres, esta transición puede generar dudas: ¿Es el momento adecuado? ¿Y si se despierta en medio de la noche y sale de la cama? ¿Cómo hacer que el proceso sea lo más tranquilo posible?
La buena noticia es que no hay una regla estricta sobre cuándo hacer este cambio. Algunos niños están listos antes de los dos años, mientras que otros pueden necesitar más tiempo.
Según el Pediatric Sleep Council, los niños menores de tres años a menudo no tienen la madurez para permanecer dentro de los "límites imaginarios" de una cama grande. Un estudio de 2018 encontró que esperar hasta los tres años mejora significativamente la calidad del sueño de los pequeños.
¿Cómo saber si es el momento adecuado?
Muchos padres optan por el cambio cuando ven que la cuna se queda pequeña o cuando su hijo comienza a trepar las barandas, lo que puede ser peligroso.
Otros notan que su hijo ya tiene hábitos de sueño más independientes o que muestra interés por dormir en una cama como los hermanos mayores.
Sin embargo, hay momentos en los que es mejor esperar. Por ejemplo, si acaba de llegar un hermanito y la transición se hace solo para liberar la cuna, el niño podría sentirse desplazado.
En estos casos, lo ideal es adelantar el cambio al menos dos meses antes del nacimiento o esperar hasta que el bebé ya no duerma en moisés.
¡Acompáñalo en el proceso!
Cada niño es diferente y su nivel de apego a la cuna también varía. Los hijos mayores suelen tener más dificultad para adaptarse, mientras que los menores imitan a sus hermanos y hacen el cambio con más facilidad.
Para facilitar la transición, puedes probar estos consejos:
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Dale tiempo para acostumbrarse. Antes de hacer el cambio definitivo, deja que juegue o tome siestas en su nueva cama.
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Explícale el cambio. Hazle ver que es un paso importante en su crecimiento y que es algo positivo.
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Ubica la nueva cama en el mismo lugar donde estaba la cuna. Esto le dará una sensación de continuidad y seguridad.
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Mantén sus objetos de apego. Usar la misma manta o dejar que duerma con su peluche favorito le dará consuelo.
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Usa una barrera protectora. Si se mueve mucho al dormir, una baranda le evitará caídas accidentales.
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Deja que participe en la elección. Puede elegir sus sábanas o una cama con diseños divertidos.
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Hazlo emocionante. Celebren el "día del cambio de cama" como un evento especial.
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Mantén la rutina nocturna. Cenar, cepillarse los dientes, leer un cuento y acostarse a la misma hora cada noche le dará seguridad.
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Asegura la casa. Ahora que puede moverse libremente, revisa que no haya peligros en su camino.
Paciencia y constancia
Este es un gran paso para tu pequeño, y es normal que tome un tiempo adaptarse. Si se levanta por la noche o regresa a tu habitación, acompáñalo de vuelta a su cama con calma y firmeza. Recuerda que la constancia es clave.
Una gran ayuda en esta etapa son las camas de transición, diseñadas especialmente para niños pequeños, con barandas protectoras y diseños adaptados a sus necesidades.
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