Pantallas y niños pequeños: ¿cuánto es mucho?

Pantallas y niños pequeños: ¿cuánto es mucho?

03 de April, 2025Crece Seguro

En estos tiempos donde la tecnología está por todas partes, es súper normal preguntarse qué tan bueno (o no tanto) es que los y las más pequeños/as usen pantallas. Si eres papá, mamá, tío o cuidador, seguramente alguna vez te has cuestionado si está bien que un niño de dos años mire videos en el celular o si es malo que juegue en la tablet todos los días. Spoiler: no hay que entrar en pánico, pero sí conviene informarse.

Primero, el cerebro de los niños entre 0 y 7 años es como una esponja mágica. Durante esa etapa, se desarrolla a una velocidad impresionante. En esos años, aprenden a hablar, a moverse con más soltura, a reconocer emociones, a formar vínculos, todo gracias al contacto con otras personas, al juego y a explorar el mundo real.

Ahora, ¿qué pasa si, en vez de eso, pasan mucho rato frente a una pantalla? Bueno, ahí es donde suenan las alertas. Según estudios recientes, como uno realizado por la Universidad de Drexel, exponer a los niños menores de 2 años a pantallas puede alterar su forma de procesar estímulos sensoriales. Esto significa que pueden tener más dificultades para reaccionar de forma adecuada a sonidos, luces o caricias, por ejemplo.

Además, un uso excesivo puede afectar la memoria, el desarrollo del lenguaje, la atención y hasta la empatía. Y no es solo un tema de “qué ven”, sino de lo que se están perdiendo: el juego libre, el correr, el hablar con otros, el aburrirse (sí, eso también es sano). Todo eso ayuda a que el cerebro se conecte mejor, y no hay pantalla que lo reemplace.

Pero no se trata de demonizar la tecnología. Las pantallas también pueden ser una herramienta educativa y entretenida si se usan saludablemente. Lo importante es que el uso sea guiado, limitado y adaptado a la edad. ¿Y qué significa eso en la práctica?

Según las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría y otros expertos:

  • Menores de 18 meses: nada de pantallas (excepto videollamadas con familiares, por ejemplo).

  • Entre 18 y 24 meses: si se usa, que sea contenido de calidad y siempre acompañado por un adulto, en tiempos muy reducidos.

  • De 2 a 5 años: máximo una hora al día, también con supervisión.

  • Desde los 6 años: se pueden usar más, pero hay que mantener un equilibrio entre pantallas y otras actividades básicas como dormir bien, jugar al aire libre, socializar y hacer ejercicio.

Además, se aconseja establecer “zonas y horarios sin pantallas”, como durante las comidas o antes de dormir, y evitar que los niños tengan dispositivos en sus habitaciones.

Otro tip: predicar con el ejemplo. Si los adultos estamos todo el día pegados al celular, es difícil pedirles a los niños que hagan otra cosa. Por eso, lo mejor es generar momentos de conexión real: juegos en familia, cuentos antes de dormir, caminatas, o simplemente charlas sin distracciones.

Y sí, a veces las pantallas parecen ser una salvación cuando estamos cansados o necesitamos que se entretengan un rato. Es totalmente válido sentir eso. Lo clave es usar la tecnología como un complemento, no como niñera permanente.

En resumen: las pantallas no son malas por sí solas, pero su uso sin control puede afectar el desarrollo de los niños. Con límites claros, participación activa de los adultos y mucho juego real, podemos criar niñeces sanas, felices y también digitales.

 

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